Cada seis de enero los niños (y los mayores) se alegran
doblemente en España.
Primero porque en la noche anterior han llegado sus Majestades,
los Reyes Magos de Oriente y han dejado montones de regalos para todo aquel que
se haya portado bien. Los que se hayan portado mal sólo recibirán un saco de carbón-
Y segundo porque en el desayuno se come el
Roscón de Reyes,
un estupendo dulce. Dentro del roscón se guardan dos sorpresas, una buena y
otra mala. La buena es una figurita, la mala un haba seca. Quien encuentre la
primera será coronado rey de la fiesta: quien encuentre la segunda deberá pagar
el roscón del año próximo.